miércoles, 27 de marzo de 2013

EL MONT ROIG Y LOS ESTANYS DE LA GALLINA

UN ESPECTRO EN LA NIEBLA

              Después de pasar la brevísima noche de finales de junio en el refugio del Mont Roig, en la cabecera del valle de Cardós, ya antes del amanecer salía del refugio para poder observar y fotografiar el macizo del Mont Roig (desde el vecino Pic del Ventolau (2843 m.). No obstante, justo antes de alcanzar la cumbre, unas nieblas velaron el cielo despejado imperante hasta el momento, arruinándome el objetivo de la excursión. Pero como no hay mal que por bien no venga, este hecho me dio la oportunidad de poder observar un espectacular fenómeno, visible sobre todo en la montaña, que es el espectro de Brocken.


Este fenómeno óptico se visualiza cuando el observador se sitúa de espaldas al sol en una zona elevada que está despejada (por ejemplo, la cima de una montaña o un collado) y con la niebla en el fondo del valle. Su sombra se proyecta sobre la niebla, aparece magnificada y rodeada de una aureola o gloria, con sus anillos de luz de colores. El término procede de los avistamientos que frecuentemente realizaban los montañeros en las montañas del Harz en Brocken (Alemania).

La falta de referencias visuales genera la ilusión óptica de que la sombra proyectada se perciba como más grande. La gloria aparece por la dispersión de la luz al atravesar las pequeñas gotitas de agua presentes en la niebla, cuyo tamaño determina, de forma inversamente proporcional, el radio del halo.


El macizo del Mont-roig (2.847 m.) está formado por una masa no muy diferenciada de rocas muy antiguas del Cámbrico y Ordovícico. Se trata de una sucesión de areniscas y lutitas depositadas en el antiguo mar paleozoico y sometidas a dos orogenias (hercínica y alpina) por lo que se encuentran normalmente metamorfizadas en cuarcitas y pizarras respectivamente, a menudo teñidos de los colores rojizos que dan nombre a la montaña. Estos materiales forman el zócalo herciniano que, durante la orogenia alpina, se fracturó y se apiló sobre sí misma en extensas láminas cabalgantes. El más antiguo es el manto de las Nogueras y a su base, el domo de la Pallaresa, pertenece el Mont Roig.

El Mont Roig y los Estanys de la Gallina

             Una vez disipada la niebla, desde el Ventolau se pueden identificar las formas labradas por los glaciares pleistocénicos. En el Circo de la Gallina se encuentran 8 cubetas de sobreexcavación glaciar escalonadas, cubiertas por sus lagos o estanys respectivos (situados entre los 2.190 y 2.500 m. de altitud). En la vertiente opuesta se encuentran los tres estanys de Ventolau, correspondientes a la cabecera del valle de Unarre y dentro de un complejo lacustre mayor.
 
              También es destacable el pulimento glaciar sobre las duras cuarcitas rojizas presente en muchos puntos en la Roia de Mollàs, el valle por el cual discurre el torrente que nace en el circo de la Gallina. Sobre las rocas pulidas se dibujan las estrías glaciares labradas por las angulosas rocas arrastradas por el hielo.
  
La Roia de Mollàs desemboca en el valle de Tavascán, en donde se encuentran los caseríos (bordes) de Noarre, Quanca y Graus. Sobre los suelos ácidos de este valle (procedentes de las rocas silíceas del subsuelo) y bajo unas condiciones climáticas húmedas pero con patentes rasgos de continentalidad (caracterizado por máximos pluviales en verano, a causa de las precipitaciones tormentosas), se desarrolla en el piso montano, un bosque caducifolio en que predomina el abedul (Betula pendula), junto con trémol (Populus tremula), fresno (Fraxinus excelsior), roble (Quercus petraea) y avellano (Corylus avellana).
 
Abedular en Quanca
Más allá de los 1.700 m. de altitud, entrando en el piso subalpino, se va pasando gradualmente a un bosque de pino negro (Pinus uncinata) con algún serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), junto con el sotobosque silíceo de rododendro (Rhododendron ferrugineum) y arándano (Vaccinum myrtillus).
 
Rododendro y Caltha palustris en la Pleta del  Fangassal

Sobre las rocas encontramos la siempreviva de montaña (Sempervivum montanun), una crasulácea propia de sustratos silícceos.

 Un ejemplar de Gentiana alpina presente en la misma meseta cimera del Mont-Roig, a más de 2.800 m. de altitud. Es de destacar el gran tamaño relativo de la flor con respecto al resto de la planta, lo que da idea de lo importante que es la atracción de los insectos polinizadores para las plantas que viven a gran altitud, debido a que el periodo vegetativo de éstas es muy corto.
 

 
 

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