miércoles, 1 de mayo de 2013

EL CONGOSTO DE OLVENA

EL RÍO ÉSERA ATRAVIESA LAS SIERRAS EXTERIORES
Actualmente la vía de entrada a las localidades y valles ribagorzanos desde el Somontano se hace a través de un paraje natural tan destacable como es el congosto de Olvena. No siempre ha sido así, pues la entalladura labrada por el río Ésera al atravesar las Sierras Exteriores pirenaicas (representadas aquí por la sierra de la Carrodilla) ha sido durante siglos un lugar casi inaccesible a causa de su estrechez y de las abruptas paredes, hasta el punto de que la primera carretera que lo recorría en su integridad no vió la luz hasta la construcción de las obras hidráulicas del principio del el siglo XX.  
 
 
La configuración actual de este paraje es el resultado de una historia geológica que se resume en tres eventos:
  • Formación de los materiales que constituyen los macizos: durante el cretácico superior y el eoceno, en un ambiente marino somero, se produce el depósito de calizas arrecifales (con corales y foraminíferos). 
  • Plegamiento de esos materiales: a partir del oligoceno se produce la emersión de la zona gracias a las fuerzas compresivas que originan la cadena alpina de los Pirineos, por lo que se deforman las calizas cretácicas y eocenas.
  • Modelado posterior por la  erosión de tipo fluvio – torrencial que empieza a sufrir la cordillera recién formada.
Estos tres eventos se vuelven a producir de forma solapada, aunque con desfase:
  • La erosión fluvio-torrencial mencionada anteriormente genera una serie de deltas fluviales, cuya litificación originará las molasas (areniscas y conglomerados) que se pueden apreciar en la margen derecha del congosto.
  • Los conglomerados y areniscas del mioceno se deforman, puesto que la orogenia alpina sigue produciéndose con posterioridad a la emersión de la cadena.
  • El modelado fluvial continúa hasta nuestros tiempos, configurando la morfología actual del congosto. 

La erosión fluvial del Ésera sobre rocas competentes (resistentes a la erosión) produce un encajamiento de aquel sobre las calizas (izquierda de la foto) y conglomerados (derecha). La dirección del congosto se realiza a favor de líneas de fractura previas o también por la sobreimposición de cauces anteriores.
 
 
 
En la margen derecha podemos observar la discordancia entre calizas y conglomerados. Se trata de la frontera entre materiales de distinta antiguedad con un episodio erosivo entre la sedimentación de uno y otro . Un ojo entrenado puede apreciar más estructuras fosilizadas, como se aprecia en la foto, y así poder deducir los procesos geológicos pasados.
 
 
 
Las calizas cretácicas  se encuentran intensamente plegadas (con buzamiento prácticamente vertical), puesto que han sufrido los esfuerzos tectónicos de la orogenia alpina, a diferencia de los conglomerados miocénicos (más modernos y mucho menos deformados, casi horizontales). La deformación de las calizas ha llegado a fracturarlas, formándose una falla.

 
 El modelado del relieve, así como la flora y la fauna se ven muy influenciados por el clima presente en la región del congosto, de tipo mediterráneo continentalizado. Éste tiene como características en cuanto a las precipitaciones, la existencia de una sequía estival y máximos primaverales y otoñales. La continentalidad se expresa en grandes oscilaciones térmicas estacionales e incluso diurnas en invierno (heladas nocturnas y día templados).
 
No obstante, en los fondos de los congostos existe un microclima benigno caracterizado por una mayor humedad (están cerca del río y reciben menor insolación en verano) y la presencia de abrigos bien orientados al sur y protegidos de los vientos dominantes  y la inversión térmica invernal. El rusco (Ruscus aculeatus) es una especie termófila que se aprovecha de ese microclima, al igual que la oreja de oso (Ramonda myconi). En el fondo del congosto también hay especies que requieren cierta humedad como el arce (Acer campestre) o el  quejigo (Quercus humilis junto con aligustre, coscoja, enebros, carrasca, romero, boj, aliagas, etc.

 

    La sabina (Juiperus phoenicea) es una planta rupícola, adaptada a la sequedad y los escasos suelos de los cantiles rocosos del congosto, acompañada de alguna carrasca (Quercus ilex) en aquellas repisas con mayor desarrollo edáfico .
     
     
     
     
     
     
La corona de rey (Saxifraga longifolia) coloniza las paredes del congosto. Su roseta de hojas alargadas emite al cabo de varios años un espectacular inflorescencia. Tras la polinización y la correspondiente fructificación, la planta se seca y muere, y la rodadura de la roseta, junto con el viento, produce la dispersión de las semillas.
 
 
 
 
 
 
 
Numerosos buitres leonados (Gyps fulvus) procedentes de acantilados cercanos suelen sobrevolar el congosto en búsqueda de su alimento.
 
 
 
 
 
 
Entre las intervencione humanas, destacaremos las siguientes construcciones:
 

 

El canal de Aragón y Cataluña, que lleva el agua del embalse de Barasona hacia las comarcas de la Litera, Bajo Cinca y las Nogueras.
 

La ermita de San Román de Castro, situada sobre un alto calcáreo y al borde de una falla inversa que hace que destaque mucho su relieve y se convierta en un espléndido mirador del Pirineo y de parte del congosto.

 
 
  1. Es de destacar el magnífico coro elevado (siglos XIII y XIV)  de la ermita, con su forjado de madera policromada.
 
 
 
 
 
 
 

El mejor mirador del congosto se encuentra en el cementerio de la población que le da nombre: Olvena. Podemos apreciar desde las alturas la fisionomía y el conjunto de formas de tan singular lugar del prepirineo.
 
 
 

miércoles, 27 de marzo de 2013

EL MONT ROIG Y LOS ESTANYS DE LA GALLINA

UN ESPECTRO EN LA NIEBLA

              Después de pasar la brevísima noche de finales de junio en el refugio del Mont Roig, en la cabecera del valle de Cardós, ya antes del amanecer salía del refugio para poder observar y fotografiar el macizo del Mont Roig (desde el vecino Pic del Ventolau (2843 m.). No obstante, justo antes de alcanzar la cumbre, unas nieblas velaron el cielo despejado imperante hasta el momento, arruinándome el objetivo de la excursión. Pero como no hay mal que por bien no venga, este hecho me dio la oportunidad de poder observar un espectacular fenómeno, visible sobre todo en la montaña, que es el espectro de Brocken.


Este fenómeno óptico se visualiza cuando el observador se sitúa de espaldas al sol en una zona elevada que está despejada (por ejemplo, la cima de una montaña o un collado) y con la niebla en el fondo del valle. Su sombra se proyecta sobre la niebla, aparece magnificada y rodeada de una aureola o gloria, con sus anillos de luz de colores. El término procede de los avistamientos que frecuentemente realizaban los montañeros en las montañas del Harz en Brocken (Alemania).

La falta de referencias visuales genera la ilusión óptica de que la sombra proyectada se perciba como más grande. La gloria aparece por la dispersión de la luz al atravesar las pequeñas gotitas de agua presentes en la niebla, cuyo tamaño determina, de forma inversamente proporcional, el radio del halo.


El macizo del Mont-roig (2.847 m.) está formado por una masa no muy diferenciada de rocas muy antiguas del Cámbrico y Ordovícico. Se trata de una sucesión de areniscas y lutitas depositadas en el antiguo mar paleozoico y sometidas a dos orogenias (hercínica y alpina) por lo que se encuentran normalmente metamorfizadas en cuarcitas y pizarras respectivamente, a menudo teñidos de los colores rojizos que dan nombre a la montaña. Estos materiales forman el zócalo herciniano que, durante la orogenia alpina, se fracturó y se apiló sobre sí misma en extensas láminas cabalgantes. El más antiguo es el manto de las Nogueras y a su base, el domo de la Pallaresa, pertenece el Mont Roig.

El Mont Roig y los Estanys de la Gallina

             Una vez disipada la niebla, desde el Ventolau se pueden identificar las formas labradas por los glaciares pleistocénicos. En el Circo de la Gallina se encuentran 8 cubetas de sobreexcavación glaciar escalonadas, cubiertas por sus lagos o estanys respectivos (situados entre los 2.190 y 2.500 m. de altitud). En la vertiente opuesta se encuentran los tres estanys de Ventolau, correspondientes a la cabecera del valle de Unarre y dentro de un complejo lacustre mayor.
 
              También es destacable el pulimento glaciar sobre las duras cuarcitas rojizas presente en muchos puntos en la Roia de Mollàs, el valle por el cual discurre el torrente que nace en el circo de la Gallina. Sobre las rocas pulidas se dibujan las estrías glaciares labradas por las angulosas rocas arrastradas por el hielo.
  
La Roia de Mollàs desemboca en el valle de Tavascán, en donde se encuentran los caseríos (bordes) de Noarre, Quanca y Graus. Sobre los suelos ácidos de este valle (procedentes de las rocas silíceas del subsuelo) y bajo unas condiciones climáticas húmedas pero con patentes rasgos de continentalidad (caracterizado por máximos pluviales en verano, a causa de las precipitaciones tormentosas), se desarrolla en el piso montano, un bosque caducifolio en que predomina el abedul (Betula pendula), junto con trémol (Populus tremula), fresno (Fraxinus excelsior), roble (Quercus petraea) y avellano (Corylus avellana).
 
Abedular en Quanca
Más allá de los 1.700 m. de altitud, entrando en el piso subalpino, se va pasando gradualmente a un bosque de pino negro (Pinus uncinata) con algún serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), junto con el sotobosque silíceo de rododendro (Rhododendron ferrugineum) y arándano (Vaccinum myrtillus).
 
Rododendro y Caltha palustris en la Pleta del  Fangassal

Sobre las rocas encontramos la siempreviva de montaña (Sempervivum montanun), una crasulácea propia de sustratos silícceos.

 Un ejemplar de Gentiana alpina presente en la misma meseta cimera del Mont-Roig, a más de 2.800 m. de altitud. Es de destacar el gran tamaño relativo de la flor con respecto al resto de la planta, lo que da idea de lo importante que es la atracción de los insectos polinizadores para las plantas que viven a gran altitud, debido a que el periodo vegetativo de éstas es muy corto.
 

 
 

miércoles, 20 de marzo de 2013

AIGUALLUTS

EL MISTERIO DE LAS AGUAS QUE DESPARECEN

           Escondido en el último rincón del valle de Benasque, al pie del punto culminante del Pirineo, se encuentra el paraje de Aigualluts. Esta palabra resulta de la unión de los vocablos aigua (corriente de agua) y lutu (sima, lugar hondo u oscuro), por lo que etimológicamente vendría a significar “el río de la sima”. Es evidente la fidelidad del topónimo, pues en este lugar se encuentra el Forau de Aigualluts, uno de los lugares más singulares de la cordillera desde el punto de vista geológico.

           Este topónimo da nombre a cuatro entidades geográficas presentes en el lugar:
1- El Pico de Aigualluts, de morfología claramente piramidal, lo que delata su origen glaciar.

2- El Plan de Aigualluts: un extenso llano (plan) cuyo origen está en un antiguo ibón que ha sido colmatado por los sedimentos arrastrados por los torrentes de Barrancs y de la Escaleta.
3- La Cascada de Aigualluts, en donde las aguas que serpentean por el plan se precipitan hacia el forau a través de un resalte rocoso.
 
4- El Forau de Aigualluts, un sumidero de 80 m de diámetro y 30 m de profundidad, por el que las aguas del torrente de Aigualluts se infiltran en el subsuelo para reaparecer en el vecino valle de Arán. De este modo, aguas que irían a nutrir al río Ésera y después al Ebro para desembocar en el Mediterráneo, pasan al río Garona, que desagua en el Atlántico. Este trasvase natural es la razón de la singularidad especial de este fenómeno geológico.
           El forau (o agujero) es una torca generada por el hundimiento del techo de una caverna excavada en las calizas devónico – carboníferas, que están en contacto con los granitos del batolito de la Maladeta (al cual pertenece el pico de Aiguallut). Por el fondo arenoso de la dolina es por donde las aguas se introducen por varios sumideros para realizar un recorrido subterráneo de 4 km, con un desnivel de 670 m, siguiendo el sistema kárstico labrado en las calizas mencionadas anteriormente, hasta su afloramiento en las Ueths deth Joeu, en el paraje aranés de la Artiga de Lin.
 
 
 
 
 
El agua entra en el forau de Aigualluts …
 
 


 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
…y sale por las Ueths deth Joeu.
 
 
 

            El forau, la cascada y el plan son accesibles a pie en un agradable paseo de tres cuartos de hora desde el aparcamiento de la Besurta a través del bosque subalpino de pino negro (Pinus uncinata), que presenta un sotobosque de  rododendro y arándano en suelos silíceos (procedentes del granito de la Maladeta), y de enebro rastrero en suelos calizos. También se puede apreciar algún abedul o serbal de cazadores aislado.

            Conforme se asciende por el bosque, hogar del urogallo y del pito real (un pájaro carpintero), éste se va aclarando paulatinamente, y es en esos claros donde en la primavera del piso subalpino (mayo y junio) podemos regodearnos en una explosión multicolor de flores de montaña como las siguientes:
Dactylorhiza sambucina, una orquídea que presenta flores de dos colores: amarillo pálido y púrpura.

El diente de perro (Erythronium dens canis), muy abundante en el plan de Aigualluts justo en el momento del deshielo.

El nomeolvides (Myosotis alpestris), cuyas flores recuerdan a las orejas (otos, otis) de un ratón (myos).

Una violeta (Viola saxatilis), de flores tricolores: amarilla, blanca y violeta.
 
  Pero es en invierno cuando mejor podemos observar en silencio la grandiosidad del paisaje de lugar.

sábado, 16 de marzo de 2013

EL BOSQUE DE GAMUETA


En la cabecera del valle del río Veral se encuentra el paraje de Zuriza, una extensa pradera ganada al bosque, en donde confluyen los arroyos de los barrancos de Linza y Tacheras, para dar origen al mencionado río Veral. Entre otros atractivos, muchos visitantes se acercan al lugar atraídos por los frondosos bosques o selvas que se pueden encontrar: Linza, Las Eras, Petrechema, Taxeras y uno que descaremos por su excelente conservación: el hayedo de Gamueta.
 


El bosque de Gamueta corresponde a un hayedo-abetal basófilo de carácter atlántico-montano. Su presencia está determinada por la confluencia de factores climáticos y edáficos concretos:
-      Dado que el substrato rocoso se compone de calizas (formación Larra) y de margas (formación Zuriza), ambos de edad cretácica, los suelos son de carácter alcalino, a excepción de aquellos de zonas altas muy lluviosas que se acidifican debido al intenso lavado.
-       La ubicación geográfica al norte de las sierras interiores hace que el clima sea atlántico, muy poco matizado por la continentalidad y mediterraneidad creciente de NO a SE que se da en la porción occidental de la cordillera Pirenaica. De este modo, la oscilación térmica (diurna y estacional) es reducida y hay una ausencia de sequía estival. Las cumbres de la Peña Ezkaurre y la Sierra de Alano retienen los vientos del O y del NO, lo que hace las nubes arrastradas por los frentes atlánticos queden bloqueadas en las laderas septentrionales y la pluviosidad sea allí elevada. Por otra parte, la alta humedad imperante amortigua los cambios de temperatura.
 
Marmitas de gigante excavadas sobre las calizas cretácicas por el barranco de Gamueta.


 
               Un recorrido circular balizado permite conocer los distintos ambientes del bosque. Primero se toma una pista que discurre por el fondo del valle, junto al barranco de Gamueta, para luego cruzar éste y subir a la Plana de Diego, ya fuera del bosque. De allí se dirige por la ladera de solana entre bosques y pastos  hasta el paso del Caballo, de donde se puede descender hacia el norte al refugio de Linza o continuar dirección sur al punto de partida.
 



          En el fondo del valle domina el abeto (Abies alba), un árbol de gran porte (puede superar los 30 m), cuyos ejemplares jóvenes tienen la característica corteza blanca y lisa que da nombre a la especie. La razón de la abundancia de abetos en el fondo del barranco  es que aquí obtienen la alta humedad edáfica que requieren, al confluir en esta zona las aguas que discurren por las laderas tras una fuerte y/o sostenida precipitación.
           Avanzando ladera arriba por la umbría (el paco) del valle, el árbol que se hace abundante casi hasta la exclusividad es el haya (Fagus sylvatica), dado que las laderas están más expuestas a las nieblas que proporcionan la humedad  ambiental que necesita.
           De todos modos, habitualmente abetos y hayas se entremezclan pues en definitiva a ambos lo que les favorece es la alta humedad. De forma más testimonial se encuentran otras especies de árboles como el olmo montano (Ulmus glabra), serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), el tilo (Tilia platyphylos) y el tejo (Taxus baccata) o plantas de porte más bien arbustivo como el acebo (Ilex aquifolium) o el arto o majuelo (Crataegus monogyna).
             El sotobosque del hayedo abetal es más bien escaso, pues la alta densidad de hojas del estrato arbóreo, junto con su disposición horizontal, hace de éste un lugar bastante sombrío. Además de varias especies de helechos, encontramos especies nemorales (de fondo de bosque) como la dentaria (Cardamine heptaphylla), el heléboro (Helleborus viridis), la escila (Scilla lilio-hyacinthus) y la laureola (Dafne laureola). Otras plantas florecen antes de la salida de la hoja del haya para así aprovechar la mayor luminosidad existente en los inicios de la primavera. Es el caso de la Anémona (Anemone nemorosa) o de la pulmonaria (Pulmonaria affinis), por ejemplo.
 
La laureola (Dafne laureola) puede encontrase en las zonas sombrías del hayedo

            Un listado de la fauna que habita este y otros bosques de la zona incluiría las siguientes especies: el tritón pirenaico y la salamandra cerca del barranco, el urogallo, el pito negro, el trepador azul y el zorzal común entre las aves, y el corzo, los lirones, las musarañas, el zorro y el oso (algún ejemplar de los pocos que sobreviven en los vecinos valles franceses que se acerque en búsqueda de alimento) entre los mamíferos.
            Las laderas orientadas al sur han sido más deforestadas para la obtención de pastos, al igual que el piso supraforestal (a partir de 1.600 m de altura). Entre estos pastos destaca el cervunal con Nardus stricta, Festuca rubra y Trifolium alpinum. En las zonas aclaradas encontramos matorrales rastreros de enebro (Juniperus comunis), brezo (Erica vagans) y brecina (Calluna vulgaris), o también megaforbios como la dedalera (Digitalis purpurea) o la amapola amarilla (Meconopsis cambrica).
 
La amapola amarilla (Meconopsis cámbrica), una especie atlántica presente en claros del bosque

             El bosque de Gamueta se extiende unas 90 ha y su buena conservación se debe a se salvó de las talas gracias a una intensa campaña realizada entre los años 1993 y 1995. Durante un paseo otoñal se puede observar el contraste entre el anaranjado de las copas de las hayas con el verde oscuro de las espigadas copas de los abetos.