Escondido en
grietas y repisas de las gargantas y congostos del Pirineo y del Prepirineo,
nos encontramos con un endemismo de la cordillera: la oreja de oso (Ramonda myconi).
Su nombre
común se basa en la forma de las hojas que, asociadas en forma de roseta,
tienen una textura rugosa y pilosa. El nombre científico debe su origen al homenaje
a dos estudiosos de la naturaleza pirenaica: el género Ramonda a Luis Ramond de Carbonières, el célebre fundador del Pirineísmo, y el nombre
específico myconi al botánico catalán
del siglo XVI, Francisco Micó.
Desde el mes de mayo hasta agosto (dependiendo de la altitud) podemos
observar las flores de este vegetal, con sus cinco pétalos morados y un halo
central de tonos anaranjados.
La oreja de oso, también llamada Ramonda de los Pirineos o hierba cerruda, presenta ciertas peculiaridades
ecológicas:
-
Se trata de una especie eurihídica, lo quiere decir que, aunque
vive en ambientes húmedos (roquedos calcáreos
sombríos y frescos), puede resistir
largos periodos de sequía (habituales en el prepirineo) mediante la deshidración
de sus hojas, que se encogen y repliegan. Al volver las lluvias, la planta
reverdece puesto que absorbe el agua a través de los pelos de las hojas, en un
proceso parecido al que realiza el musgo.
-
Es un endemismo pirenaico, es decir, que su área de distribución
se limita al Pirineo central y oriental, desde la sierra de San Juan de la Peña
hasta Montserrat. Está presente en altitudes que oscilan entre 500 y 2.300 m.
Es especialmente abundante en las sierras calizas de Guara, Ordesa, Cotiella,
Peña Montañesa y Turbón.
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Pertenece a la familia de las gesneriáceas, cuyas 3.200 especies
son la mayoría tropicales y algunas subtropicales Existen otras dos especies
del género Ramonda presentes en los Balcanes (R.
nathaliae y R. serbica).
Y también una historia asombrosa. La
oreja de oso es un testimonio de la flora existente en la península Ibérica
durante buena parte del Terciario, en una época más
cálida y húmeda que la actual. Al producirse la crisis messiniense de hace 6,5
millones de años, en que se desecó el mar Mediterráneo y el
clima pasó entonces a ser más continental y seco, la Ramonda, que hemos visto que está
emparentada con especies tropicales, encontró refugio en las grietas y fisuras
húmedas de las hoces pirenaicas (un lugar con poca competencia con otros seres
vivos) y fue de las pocas especies que pudo sobrevivir a la extinción asociada
a este cambio climático y a la consiguiente entrada de especies esteparias del
este de Europa. Estamos pues ante un superviviente no sólo de la sequedad de la
crisis messiniense, sino también de las bajas temperaturas de las posteriores
glaciaciones pleistocénicas.
Esta
planta tiene un uso medicinal en infusión (que debe ser endulzada por su sabor
amargo) como expectorante y antitusígeno en enfermedades respiratorias
(resfiado y gripe).

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